martes, 23 de noviembre de 2010
La Diosa Blanca
Todos los santos la denigran, y todos los hombres cuerdos
gobernados por la regla de oro del Dios Apolo,
en menosprecio de la cual nos hicimos a la vela para encontrarla
en regiones distantes donde más probablemente se halle,
a quien por encima de todas las cosas deseábamos conocer:
hermana del espejismo y del eco.
Fue una virtud no quedarse,
seguir nuestro obstinado y heróico camino
buscándola en la cima del volcán,
entre hielo apretado o allí donde la pista se había borrado
más allá de la caverna de los siete durmientes:
cuya ancha y alta frente era tan blanca como la de cualquier leproso,
cuyos ojos eran azules, con labios como bayas de fresno,
y el cabello de miel ondulante cubriendo sus caderas blancas.
Una verde savia primaveral agitándose en el bosque joven
se prepara a celebrar a la Madre Montaña,
cada pájaro cantor trinará un rato para ella;
pero a nosotros se nos ha dado, aún en noviembre,
la estación más cruel, tal agudo sentido
de su magnificencia desnuda
que olvidamos la crueldad y la traición pasadas,
sin importarnos dónde puede caer el próximo rayo.
Robert Graves
viernes, 19 de noviembre de 2010
sólo con el corazón se puede ver bien...
Y luego añadió:
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo
El Principito
-Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
-No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
-Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
-Adiós -le dijo.
-Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
-Lo esencial es invisible para los ojos -repitió el principito para acordarse.
-Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
-Es el tiempo que yo he perdido con ella... -repitió el principito para recordarlo.
-Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
-Yo soy responsable de mi rosa... -repitió el principito a fin de recordarlo
El Principito
Sincronicidad
Fragmento de la pelicula 21 gramos:
-Paul: Hay un número oculto en cada acto de la vida, en cada aspecto del universo, fractales, materia… hay un número que clama por decirnos algo…. te estoy aburriendo.
-Cristina: No, no, yo…, lo siento.
-Paul: Lo sé, lo que intento explicar es que los números son una puerta para entender un misterio que es mayor que nosotros. El modo en que dos personas desconocidas llegan a conocerse. Hay un poema de un escritor venezolano que empieza:
"La tierra giró para acercarnos,
giró sobre si misma y en nosotros
hasta juntarnos por fin en este sueño"
-Cristina: Muy bonito
-Paul: Tienen que ocurrir tantas cosas para que dos personas se conozcan. En el fondo, eso son las matemáticas.
Poema completo: La Tierra giró para acercarnos (Eugenio Montejo)
La tierra giró para acercarnos
giró sobre sí misma y en nosotros,
hasta juntarnos por fin en este sueño
como fue escrito en el Simposio.
Pasaron noches, nieves y solsticios;
pasó el tiempo en minutos y milenios.
Una carreta que iba para Nínive
llegó a Nebraska.
Un gallo cantó lejos del mundo,
en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente
llevándonos a bordo;
no cesó de girar un solo instante,
como si tanto amor, tanto milagro
sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito
entre las partituras del Simposio.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
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